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sufran

viernes, 25 de enero de 2013

LA CASA MALDITA

Hace como 3 meses nos mudamos a una casa que arrendamos en Mexicali en México y yo estaba en mi cuarto terminando las tareas para el colegio, mis padres fueron a comprar un mueble para la casa que nos era necesario, apenas llevábamos 3 días en la casa
a y aun no estaba muy acostumbrado a ella, por eso cuando escuché el primer crujido no hice caso, pero al segundo y al tercero comencé a pensar si era la madera de la casa sola.

Hasta que escuché una sonora carcajada en el cuarto de mis padres, entonces subí las escaleras silenciosamente y abrí la puerta de su cuarto muy despacio, observé la habitación pero no vi nada, en aquel momento a pesar de mis 14 años no sentía miedo, estaba convencido de que sería mi imaginación, pero justo en ese momento escuché un ruido en el armario, sin pensarlo lo abrí y no había nada en él salvo una muñeca, justo cuando me agaché a cojerla escuché otra vez esa sonora risa, esta vez era en mi habitación.
Ahora si tenía miedo, pero no tenía alternativa, para salir de la casa tenía que bajar las escaleras y pasar por la puerta de mi habitación, así que baje apresuradamente las escaleras y al pasar por la puerta de mi habitación no pensaba ni mirar sino correr hasta la que llegara a la calle, pero a los 14 años la curiosidad puede al miedo, así que al pasar por la puerta medio corriendo no pude evitar girar la cabeza y en ese segundo ví la silueta de una niña sentada en mi cama de espaldas, me paré de golpe, no eran ladrones, era una niña, mi vida no corría peligro, entre en el cuarto diciendo
Casa maldita
Casa maldita
“¿Oye como has entrado en nuestra casa?” “Ahora vivimos nosotros aquí así que largate”
La niña giró el cuello 180º de golpe, mi respiración se paró de golpe, no tenía rostro, era una cara sin rostro igual que la muñeca que vi en la habitación de mis padres.
No se de donde salia la voz que a continuación me dijo: “Esta es mi casa, así que vete tu”
Ahora si, salí corriendo a toda prisa a la calle y al verme, la vecina de enfrente me dijo: “Otra vez una Paola ¿no?
A lo que respondí sorprendido: “¿la conocé?
“La conocía, falleció hace 10 años en la casa, desde entonces no deja que nadie se quede a vivir ahí”
Al llegar mis padres, hablaron con esta vecina y nos volvimos a nuestra antigua ciudad, nunca más entramos en la casa, nos dejamos allí lo poco que ya habíamos mudado…
FIN

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