Las pinturas de la cabaña

Un
estudiante universitario se dirigió al bosque en busca de algunos
especímenes para su trabajo final, su tarea era sencilla, encontrar
plantas e insectos para después catalogarlos. Era para él una pasión,
así que el tiempo se le fue volando, cuando se dio cuenta la noche lo había atrapado, la oscuridad lo rodeo en un instante, y aunque pensaba conocer muy bien el camino no era así.
Caminó
por un momento pero se sintió perdido, no sabía hacia dónde avanzar con
tremenda oscuridad. Cuidaba sus pasos para no tropezar, lo único que
podría distinguir era la brillante luz de la luna y las estrellas.
Pensando un poco en la situación, supo que no debía moverse más a
ciegas, pues podría perderse. Por fortuna pudo
distinguir una pequeña cabaña en medio del bosque; pensó que sería buena
idea entrar y pedir resguardo esa noche hasta el amanecer.
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Al llegar a la cabaña, tocó la puerta unas cuantas veces, mientras decía con voz fuerte: – Buenas noches -,
pero nadie respondía, el frio empezaba a meterse entre su ropa, así que
al comprobar que nadie se encontraba por el momento, pasó sin ser
invitado.
Una vez adentro le
sorprendió el tamaño de la cabaña, pues desde afuera no parecía tan
grande, un largo pasillo lleno de puertas se extendía por un largo
tramo, entre la oscuridad mientras se desplazaba hacia enfrente pudo
notar que en las paredes había extrañas pinturas de personas con aspecto siniestro, que lo seguían con la mirada, lleno de escalofrió, apresuraba el paso, para salir de aquel tenebroso pasillo.
Encontró
una habitación casi al final y pasó en ella toda la noche hasta el
amanecer, con los primeros rayos del sol, sus miedos se habían marchado,
y retomó el pasillo para salir de la cabaña, solo para sentir como se
le helaba la sangre, regresándole todo aquel temor, que lo dejó
paralizado, las paredes estaban vacías, no había ni un solo cuadro, eran
solo numerosas ventanas que rodeaban aquel largo pasillo.
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