Ayuden a mi bebé
Juan cruzaba la carretera con mucha precaución, ya que había una molesta niebla,
que impedía la visión del camino, llevando consigo a su familia no
quiso arriesgarse a algún percance. El acostumbraba viajar por ese
camino al menos dos veces al mes, pues era la única carretera para
llegar donde su suegra.
Aunque
viajaba a una velocidad muy baja, se sintió muy nervioso porque casi
arrolla a una mujer que apareció de pronto a mitad de la carretera, con
la ropa toda ensangrentada, gritando por ayuda, el
hombre bajó de inmediato. Entre los llantos y la desesperación de la
mujer, alcanzó a entender que había tenido un accidente, y su coche se
encontraba en el barranco, le pedía con total angustia la acompañara,
pues su bebé aun seguía atrapado, y ella por más que intentó no tenía la
fuerza suficiente para liberarlo de entre los cascajos de el auto.
Cuando
el hombre se asomó apenas se veía una parte del auto, aunque había
destruido la vegetación alrededor al deslizarse por la colina, era
imposible verlo desde el camino, y nadie se habría percatado del
accidente, mucho menos encontrado al bebé. Juan bajó un
largo tramo hasta llegar al coche, su familia que lo observaba desde la
orilla del camino lo había perdido de vista entre la niebla.
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Pasado
un rato subió muy nervioso con el bebé en brazos, la mujer ya no
estaba, los demás habían dejado de prestarle atención mientras veían al
padre bajar y desapareció sin que pudieran darse
cuenta. El hombre preguntaba muy nervioso por ella, pero nadie pudo
darle razón. El arrancó el coche y emprendieron camino, mientras su
insistía en que no era correcto irse dejándola sola a su suerte y mucho
menos llevándose a su bebé.
Ante la
inasistencia de la esposa, el hombre detuvo el auto con poco tramo
recorrido, le hizo bajar para decirle que cuando llegó al lugar del
accidente vio a la mujer que les había dado el aviso muerta, atrapada en
el coche, estaba tan fría que probablemente ya tenía varias horas muerta.
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