Linker levantó el
pelo de la almohada.
- Cariño, ¿por casualidad
no te habrás vuelto lesbiana?.
Gina dejó
de limarse las uñas y le lanzó un guiño.
- ¿Y tú? ¿Conozco
a alguna de las mujeres con las que te acuestas?.
- Lo digo en serio. ¿Cómo
es posible que haya pelos de esa mujer en la almohada? ¿Se
caen del techo? Quizás se subía por las paredes.
- Link... Pintamos el techo. La
casa está limpia. Lo más seguro es que todavía queden
pelos en el cuarto de baño y cada vez que nos duchamos se nos queda
alguno pegado.
- Qué asco, a saber lo que
tendría esa anciana en el pelo. -Se acercó el pelo al ojo
y lo observó con detenimiento. Era negro, mucho más oscuro
que el pelo castaño de su mujer. La mayoría de ellos los
distinguía por la raíz blanca que destacaba como si fuera
la varita de un mago de los de sombrero de copa y guantes blancos.
- Estuvo enferma y era mayor, se
le tuvo que caer mucho antes de morir. -Gina se levantó
y se estiró el pijama antes de ir al servicio.
Linker miró cómo se
alejaba y se preguntó cuánto tardaría en aparecer
en ella esa raíz blanca y qué logros necesitaría para
conseguir su título individual de caída de cabello en peso
pluma.
Se frotó
la calva y arrojó el pelo fuera de la cama.
- ¿De qué murió?.
- ¿Quién?.
- ¿Quién va a ser?
La vieja.
Se escuchó
el frotar del cepillo en los dientes y después el agua escupida
sobre el lavabo.
- Urió de jancer, jreo.
-El cepillo frotó con más fuerza.
Miró las
paredes. Puede que el cáncer aún estuviera ahí, tras
la capa de pintura que les habían asegurado que desinfectaría
la casa.
- ¿Murió aquí?.
- Sí, justo donde estás
ahora, aunque claro, no es la misma cama.
La puerta de la habitación
estaba abierta y pudo ver la luz del cuarto de baño a la derecha
y la oscuridad a la izquierda. Una oscuridad que se movía como un
ejército de sombras.
Se oyó
otro escupir sobre el lavabo.
- Qué divertido. Estoy deseando
empezar la obra en el cuarto de baño para no volver a acordarme
que una vieja cancerígena la palmó aquí -. Dijo Linker
para animarse.
La mujer no contestó.
Ahora sólo había silencio.
- ¿Qué ocurre?
¿Me estoy pasando?.
Gina empezó
a toser ahogadamente, como si fuera a devolver.
Link se levantó
de un salto y fue corriendo al baño, donde encontró a su
mujer tosiendo delante del Water.
- ¿Vas a devolver?.
Ella intentó
contestar pero las arcadas se lo impidieron.
Un líquido
marrón con trozos de carne salió disparado de su boca. Eran
los restos de la coca-cola y de la pizza que se había tomado, al
parecer en mal estado.
Linker permaneció
estático y esperó a que ella terminara, pero ella no terminaba
nunca. Su cara comenzó a pasar del rojo al morado, y las arcadas
continuaron después de haber arrojado la bilis.
La agarró
de la frente con una mano para que ella no bajase tanto la cabeza al retrete
y le acarició el pelo mientras repetía su nombre.
Gina se llevo
las manos al cuello y se apartó del wc. Se retorció
en el suelo amoratada mientras él la sujetaba impotente. Se
levantó para darle agua y se disponía a llenar el vaso del
cepillo de dientes cuando vio algo en su interior.
El agua estaba
llena de pelos. Pelos negros con una raíz blanca. Como gusanos ahogados,
como larvas inertes.
Gina dejó
de moverse con un último resoplido, mientras él seguía
con el vaso en la mano.
El vaso cayó
sobre la pila y con una mueca de horror se miró en el espejo.
En la mitad de
su calva sobresalía un pelo negro.
La raíz
ya estaba dentro de su cabeza.
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