para miedo

para miedo
sufran

viernes, 28 de diciembre de 2012

pelos

Linker levantó el pelo de la almohada.
- Cariño, ¿por casualidad no te habrás vuelto lesbiana?.
    Gina dejó de limarse las uñas y le lanzó un guiño.
- ¿Y tú? ¿Conozco a alguna de las mujeres con las que te acuestas?.
- Lo digo en serio. ¿Cómo es posible que haya pelos de esa mujer en la almohada?  ¿Se caen del techo? Quizás se subía por las paredes.
- Link... Pintamos el techo. La casa está limpia. Lo más seguro es que todavía queden pelos en el cuarto de baño y cada vez que nos duchamos se nos queda alguno pegado.
- Qué asco, a saber lo que tendría esa anciana en el pelo. -Se acercó el pelo al ojo y lo observó con detenimiento. Era negro, mucho más oscuro que el pelo castaño de su mujer. La mayoría de ellos los distinguía por la raíz blanca que destacaba como si fuera la varita de un mago de los de sombrero de copa y guantes blancos.
- Estuvo enferma y era mayor, se le tuvo que caer mucho antes de  morir.  -Gina se levantó y se estiró el pijama antes de ir al servicio.
Linker miró cómo se alejaba y se preguntó cuánto tardaría en aparecer en ella esa raíz blanca y qué logros necesitaría para conseguir su título individual de caída de cabello en peso pluma.
    Se frotó la calva  y arrojó el pelo fuera de la cama.
- ¿De qué murió?.
- ¿Quién?.
- ¿Quién va a ser? La vieja.
    Se escuchó el frotar del cepillo en los dientes y después el agua escupida sobre el lavabo.
- Urió de jancer, jreo.  -El cepillo frotó con más fuerza.
    Miró las paredes. Puede que el cáncer aún estuviera ahí, tras la capa de pintura que les habían asegurado que desinfectaría la casa.
- ¿Murió aquí?.
- Sí, justo donde estás ahora, aunque claro, no es la misma cama. La puerta de la habitación estaba abierta y pudo ver la luz del cuarto de baño a la derecha y la oscuridad a la izquierda. Una oscuridad que se movía como un ejército de sombras.
    Se oyó otro escupir sobre el lavabo.
- Qué divertido. Estoy deseando empezar la obra en el cuarto de baño para no volver a acordarme que una vieja cancerígena la palmó aquí -. Dijo Linker para animarse.
    La mujer no contestó. Ahora sólo había silencio.
- ¿Qué ocurre?  ¿Me estoy pasando?.
    Gina empezó a toser ahogadamente, como si fuera a devolver.
    Link se levantó de un salto y fue corriendo al baño, donde encontró a su mujer tosiendo delante del Water.
- ¿Vas a devolver?.
    Ella intentó contestar pero las arcadas se lo impidieron.
    Un líquido marrón con trozos de carne salió disparado de su boca. Eran los restos de la coca-cola y de la pizza que se había tomado, al parecer en mal estado.
    Linker permaneció estático y esperó a que ella terminara, pero ella no terminaba nunca. Su cara comenzó a pasar del rojo al morado, y las arcadas continuaron después de haber arrojado la bilis.
    La agarró de la frente con una mano para que ella no bajase tanto la cabeza al retrete y le acarició el pelo mientras repetía su nombre.
    Gina se llevo las manos al cuello y se apartó del  wc. Se retorció en el suelo amoratada mientras él  la sujetaba impotente. Se levantó para darle agua y se disponía a llenar el vaso del cepillo de dientes cuando vio algo en su interior.
    El agua estaba llena de pelos. Pelos negros con una raíz blanca. Como gusanos ahogados, como larvas inertes.
    Gina dejó de moverse con un último resoplido, mientras él seguía con el vaso en la mano.
    El vaso cayó sobre la pila y con una mueca de horror se miró en el espejo.
    En la mitad de su calva sobresalía un pelo negro.
    La raíz ya estaba dentro de su cabeza.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario