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martes, 11 de diciembre de 2012

En la casa de los abuelos

En la casa de los abuelos

Damián pocas veces se quedaba a pasar el fin de semana con sus abuelos. No le gustaba su casa, decía que se parecía a la de las películas de terror, y que sus abuelos eran muy extraños. Por la noche, a la hora de dormir dejaba la luz encendida, y no se fiaba de ningún rincón oscuro, vigilando todo desde la cama.   La última vez que fue resultó realmente aterradora.  Vigilaba la vasta habitación desde la cama, cuando un ruido vino desde el ropero, y Damián volteó hacia él. Algo que estaba adentro, en la base del ropero, se movía de un lado para el otro. No eran ruidos de patas, más bien parecía rodar por la madera, lo que descartaba que fuera un animal.
Al borde del terror absoluto, Damián vio que la puerta del mueble se abrió apenas, y en el interior oscuro creyó ver un ojo que lo estaba mirando.
Gritó desesperadamente, y tras el grito unos pasos presurosos sonaron en el corredor, la puerta de la habitación se abrió, y el abuelo de Damián entró con cara de preocupado.

- ¿Ese grito fuiste tú, qué pasó? - preguntó el abuelo acercándose a la cama.
- ¡Hay una cosa en el ropero y me estaba mirando! - aseguró Damián.
- No creo que halla algo, te lo habrás imaginado, pero vamos a ver. Puede ser una rata.

El anciano abrió la puerta del ropero y se inclinó hacia el interior oscuro.

- ¡Ah! - exclamó el viejo -. Esto era lo que hacía ruido - y retirándose del interior del mueble le mostró a Damián lo que tenía en la mano, y era la cabeza de su abuela; la sostenía del cabello y la cabeza sonreía.
De pronto Damián estaba sentado en la cama y a los gritos, y en la habitación no había nadie más.
Momentos después su abuelo entró en la habitación y le preguntó qué le pasaba.

- ¡Ay! Tuve una pesadilla horrible abuelo.
- Bueno, bueno, ahora a calmarse que sólo fue un sueño, no tienes que darle importancia, sólo fue un mal sueño. Tu abuela está bien - dijo el anciano antes de retirarse.
El muchacho quedó mas aterrado todavía: No le había contado ningún detalle de la pesadilla a su abuelo, ¿por qué éste había mencionado lo de su abuela? ¿Seguía soñando? Nunca lo supo, pues antes del amanecer volvió a dormirse, y por la mañana ya no sabía qué había sido sueño y qué había sido realidad.

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